martes, 11 de septiembre de 2007

La noche


LA NOCHE ES LARGA

Compañeros: La noche es larga.

Como todos los días he cantado mis odas

Al viento Rojo a la ciudad y al polvo

He comprendido con el paso de las horas que el llanto más triste será el del último primate que alzará el hueso de su victima atravesando con el su corazón adormecido.

Me han colgado. Me he colgado yo mismo.

Todas las manos han pasado sobre mí con la lucidez de las estrellas en una gota de sangre.

Mis labios han perdido los matices bajo este sol que ha quemado hasta el alma de mis huesos.

Mis dientes colina abajo, han servido de simiente como las semillas.

Me han crecido alas y he alimentado mi cabeza con las ideas más alucinadas que me permite el límite del día.

Se ha hecho viejo… se le cae el pelo con un vigor superior al de la gravedad…las comisuras de los labios acentúan la tristeza… me duelen los brazos, los hombros, la muñeca, el talón.

Por las noches tiembla de miedo pensando en el futuro incierto de los astros, envejece en tercera persona, pasa a la historia como un manual usado, como una pila de diarios amontonados en un depósito que huele a viejo y húmedo.

Las manos son nudosas, venosas, han sido forjadas por la rutina y el natural desgaste de los objetos, conserva en su sangre esa añoranza por detener el tiempo, el viento detrás de una nube con cara de fantasma.

No es un niño, es un hombre demente y embriagado hasta el martirio en el ronroneo de la infancia. Es el dios inmortal que mece su propia cuna.

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