lunes, 17 de septiembre de 2007

El Rokerismo un breve acercamiento a los subegéneros y las subculturas del rock


El Rokerismo

Un breve acercamiento a los

subgéneros y las subculturas del rock





Este breve, brevísimo ensayo , pretende ser un acercamiento a una expresión poco estudiada y reconocida dentro de ámbitos académicos. Esta tendencia que aglutina sobretodo a representantes juveniles, y que expresa muchos de sus deseos e inquietudes ha sido bautizada dentro de su mismo círculo como “rokerismo” y reúne diversas expresiones y acontecimientos alrededor de variadas situaciones musicales.



El caprichoso neologismo denominado “rokerismo”, esta referido al conjunto de actitudes y discursos vinculados a la música rock- en sus infinitos subgéneros- el cual es capaz de crear espontáneamente en sus adeptos una sensación e ilusión de pertenencia a “algo”. Esto es que el “rokerismo” crea en sus aficionados un sentimiento de adhesión a una identidad colectiva subcultural; identidad que busca principalmente- pero no siempre ni de igual forma en todos-, un reconocimiento simbólico de prestigio ante el resto de los “rokeristas” y de la sociedad en su conjunto. Este capital simbólico que los agentes del rokerismo buscan implícitamente puede adquirirse a través de los que se ha llamado el saber rokerista, es decir, un grupo de conocimientos sobre el rokerismo local y universal, sus tendencias, historia, etcétera. Tal prestigio y búsqueda de reconocimiento también se da con la conformación de las bandas musicales. Ahora bien, por supuesto que el rokerismo no busca solamente el prestigio o el capital simbólico, tales aspectos son sólo algunas de sus características. El rokerismo es básicamente una suerte de pasión musical- a veces desenfrenada-, que se autosatisface por sí misma y que es susceptible de ser utilizada y manipulada por el capital, razón por la que sería un error considerar a todas las expresiones rokeristas como un paradigma ideal y romántico que siempre ataca a lo social-instituido, ya que muchas de estas manifestaciones juveniles se revuelcan en la vacuidad espectacular del consumismo.



La falta de información “concreta” acerca de este fenómeno se debe principalmente al carácter esquivo y rebelde de dicho movimiento. Sin embargo, podríamos situar e este dentro de lo que algunos autores llaman underground musical, o sea un movimiento marginal que se opone a la corriente comercial y que aglutina tendencias tan dispares como el black, trash y death metal, el dark, el gore, el noise, el goth, el hardcore, el punk el hiphop y el ska. El término underground puede ser traducido literalmente como “debajo del suelo”, o “subterráneo”. Esta subterraneidad denota implícitamente la pervivencia y desarrollo conciente de practicas, saberes, códigos y expresiones culturales por debajo de la cultura oficial, institucional y dominante- estatal, religiosa, moral, etc.



Este carácter antioficial y antiacadémico responde de manera activa a la noción de que nuestros poderes de hacer música para nosotros mismos han sido apropiados, a la mayoría de la gente le han robado su musicalidad que es suya por derecho de nacimiento, mientras que unas pocas estrellas, y sus cuidadores, se hacen ricos y famosos por vendernos lo que nos han dado a entender que nos falta (Small).





Como todo encuentro humano el rokerismo tiene lugar dentro de un entorno físico y social y tenemos que tener en cuenta esos entornos también cuando preguntamos cuales son los significados que genera dicha situación musical. En nuestro medioy en lo que respecta al entorno físico, el rokerismo se desarrolla explícita y colectivamente en entornos que responden también a ese carácter marginal y subterráneo como son las chicherias, sedes campesinas o fabriles, galpones abandonados o bares perdidos; alejados del circuito oficial impuesto a la música como son los salones, salas, teatros, academias, universidades, y disqueras.

En cuanto al entorno social es evidente que la generalidad de participantes en este fenómeno musical está constituido por jóvenes del área urbana y periferica, jóvenes que se expresan a través de formas lúdicas y festivas, creando así un espacio-tiempo ritual para el encuentro y la catarsis.



Menciono especialmente la catarsis pues es un componente que se manifiesta constantemente en el fenómeno rokerista , pues el rock, fue y es, dentro de la música de nuestros tiempos y nuestras sociedades el género del que más se han valido los jóvenes para expresar su descontento y lanzar su grito al mundo.

Como apunta Zergio Ustarez en su anexo sobre las estéticas de la violencia:

“El grito es el antepasado más arcaico de la música. Ambos son formas sonoras de expresarse y son formas sonoras de producir violencia. Ambos nacen de nuestros cuerpos y se manifiestan sobre ellos influenciándolos. Ambos deben nacer desde lo mas profundo de nuestro ser para expresarse”.



Es sabido que la producción cultural del sonido es tan antigua como el habla, y que el habla en tanto sonido no puede ser separada del canto. En realidad ambas se prefiguran.

Toda habla es básicamente producción cultural de sonido y toda producción cultural de sonido posee un componente estético incuestionable. Este hecho es importante ya que si bien la producción de sonido en términos físicos puede ser concebida como universal, los sentidos que cada sociedad le da a esta producción hacen de ella única y particularizada (Sánchez, Sanzetenea).



Christopher Small apunta que:

Toda criatura viva, desde las bacterias, árboles, hasta seres humanos, dan y reciben información; es una condición del estar vivo: Los medios de comunicación son sumamente diversos. Pueden ser un color o combinación de colores, un bulto, una postura, una manera de moverse, una secreción química, un sonido o pauta de sonidos. Pero siempre la información trata de relaciones. ¿Cómo me relaciono con esta entidad? , por ejemplo, ¿es predador o presa, o cría, o pareja potencial? Y así ¿debo darme a la fuga, o comerla, o criarla, o aparearme con ella?

Trazando un paralelismo entre estas cuestiones y la situación rokerista podemos plantear que dichos medios de comunicación pueden ser un tipo, color o combinación de colores en la vestimenta, un peinado, un gesto, una manera de bailar, de tocar un instrumento o de cantar.

Esta información como en el ejemplo de Small trata de relaciones: ¿cómo me relaciono con esta entidad? ¿Es un enemigo, o un amigo, una pareja potencial? Y así ¿debo darme a la fuga, enfrentarlo, invitarle un trago, golpearlo o aparearme con ella?

Efectivamente todos estos jóvenes insertos en el fenómeno rokerista dicen algo, y no solamente dicen, sino gritan a la sociedad que parece marginar sus gritos a un ámbito meramente estético y de moda.

Notemos especialmente que el carácter disruptivo y violento ya sea implícito o explicito del rokerismo responde a una serie de gestos y respuestas que buscan interpelar y atacar el orden social establecido. Estos gestos responden a una estética del grito, ya sea en la manera de vestir que busca ser un grito visual:

Un metalero vestido de negro, con mirada sombría, un gótico pálido contrastando el pálido de su ser con el negro de sus vestiduras, un punk con su cresta, o un rokero cualquiera con su pinta de vagabundo, gritan a su paso. Gritos profundamente estéticos, que terminan expresando sentimientos profundos, que también buscan alcanzar los niveles más altos de sonoridad. Aquí es fácil notar que el lenguaje gestual sigue cumpliendo funciones en la vida humana que no pueden realizar las palabras.





Los bailes también participan de este carácter estridente, pero buscan no solo desarrollarse internamente, sino también externamente, ejerciendo violencia en el ojo ajeno en formas denominadas como pogo o mosh. La intensidad que puede desatarse en dichos bailes es muy diversa, pero responde siempre a un desahogo interno sobre el propio cuerpo.

Todos estos códigos no quieren decir que el rokerismo se aísla únicamente en la violencia.

Planteando la pregunta ¿Qué significación posee cuando esta actuación tiene lugar en esta fecha y hora, en este lugar y con estos participantes? que Christopher Small propone usando la noción de musicar que significa tomar parte, de cualquier manera, en una actuación musical no sólo cantando o tocando, sino también escuchando, proporcionando material para tocar o cantar, componer, prepararse para actuar, practicar y ensayar, o cualquiera otra activad que pueda afectar la naturaleza de ese encuentro humano que llamamos una actuación musical, podemos trazar las siguientes respuestas:



Distinguimos claramente que el rokerismo reacciona violentamente a una sociedad que brinda la violencia necesaria como para dar ganas de responderle con violencia.

En cuanto a sus actores, en su mayoría jóvenes, podemos notar el descontento general que origina una expresión virulenta y contestaría frente a un mundo que los ataca constantemente, llevándolos a cohesionarse para crear espacios autónomos durante un lapso de tiempo para luego autodisolverse y reconstruirse en cualquier otro lugar o tiempo antes de que el poder (y sus instituciones) puedan aplastarlos o destruirlos.(Bey 1994)



Es importante la consideración de que la música es uno de los principales medios de construcción del universo y experimentación de la realidad. Así podemos ver que el carácter y los signos con los que se expresa el rokerismo responden íntimamente a la realidad que viven sus actores.

En los animales la postura y el movimiento del cuerpo, la expresión facial y la calidad y entonación de la voz proporcionan un repertorio amplio de gestos y de respuestas. En un concierto rokerista, ya sea de metal, punk, hardcore, o cualquier otro subgénero, podemos notar claramente movimientos que expresan mucho: expresiones, y entonaciones características y explícitamente interpeladoras en cuanto a lo correcto, estética y musicalmente hablando; esto explica por ejemplo las voces guturales que parecen salidas del infierno, letras obscenas junto a melodías estridentes y pesadas que atacan el oído acostumbrado a una estética de lo “bonito” y lo “correcto”.



Como anota Christopher Small: “existe multitud de maneras de vivir lo musical. Como es de esperar existen muchos elementos en común entre una experiencia y otra, pero hay también muchas diferencias, como cuando un grupo social busca diferenciarse de otros, o afirmar su resistencia a estar definido por otros grupos más poderosos”como es el caso del rokerismo.



En este breve ensayo he buscado definir ciertas características básicas de un fenómeno muy poco tomado en serio y que se tiende a relacionar con los movimientos de rebeldía juvenil de los años sesenta, quizá por que al sistema le gustaría restringir este tipo de acontecimientos a un área específica del tiempo. Pretenden hacer creer que eso ocurrió una vez y nada más, mientras más rápido lo olvidemos mejor. (Agustín 1996:130)

Más allá de toda aproximación teórica o desarrollo académico que se pueda llevar acabo sobre el fenómeno rokerista este seguirá su caótico y desenfrenado camino, expresando no solamente las inquietudes de un grupo de jóvenes loquitos por la música y las fachas, sino también la influencia de una sociedad que genera situaciones dignas de que lancen gritos estridentes en su cara.



Concluyo con algunas palabras de Zergio Ustarez vertidas en el coloquio sobre las estéticas de la violencia en la música, realizado y transmitido en la radio Wayna Tambo de la ciudad de La Paz hace un rato solamente:



“Desde que éramos unos salvajes, no hemos dejado de gritar para expresar algo que está dentro nuestro y para manifestarnos violentamente como respuesta a la violencia que hay a nuestro alrededor. La violencia no siempre es mala. La violencia es nuestro principal medio de liberación no el único, sino nuestro preferido. Espero no olvidarme nunca como gritar...”











Bibliografía:



Rodríguez García, Huascar

Gritos de papel subculturas fanzines y publicaciones independientes en Bolivia

Ediciones Ex-nihilo

Cochabamba carnaval del 2005



Ustarez Zergio

Vivir violencia. Un acercamiento pseudoantisociológico a la violencia y lasestéticas de la violencia en el arte y los fanzines. Anexo uno: El grito.

Ediciones Alicia en el país de la Piratería.

La Paz, Bolivia. Marzo 2005



Huascar C.

Rizoma ( música y pensamiento)

Ed. Carcomiendo.

Cochabamba, agosto 2003



Adib Barreiro Alvaro., Santos Carlos. Serra Carlos.

Música y antropología: encuentros y desencuentros. Crisis de un concepto. El folklore entre la musica y la cultura.

Ponencia en el marco del proyecto “Actualización y vigencia del folklore musical en el interior del Uruguay”

Uruguay, sin año.



Sánchez C. Walter. Sanzetenea R. Ramón

Instrumentos sonoros en las culturas prehispánicas. Un primer acercamiento.

Fundación Simón I. Patiño

Cochabamba 2002



Small Christopher

El musicar: un ritual en el espacio social.

Conferencia en el III congreso de la Sociedad Ibérica de Etnomusicología

Benicássim, mayo de 1997



Basualdo Zambrana Marco

Rock boliviano: cuatro decadas de historia

Ed. Plural

La Paz 2003

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