martes, 11 de septiembre de 2007

Estrenido


OLVIDESÉ

GRiTE

OLVIDESÉ

GRiTE

OLVIDESÉ

GRiTE

OLVIDESÉ

GRiTE

OLVIDESÉ

GRiTE




Olvidesé, grite

Rodrigo Silva




NO sOmOs NadA

Ediciones






diciembre 2006. Sonrisa de Luna Creciente




Estreñido. La mierda parece acumularse dentro mío. No de una forma vulgar, material y poco imaginativa ; como que me vaya llenando de materia fecal por dentro hasta que ésta me salga por la boca, y el resto de los orificios del cuerpo. ¡Mamá ! ¡Mamá! El tío esta babeando caca por la boca. No. Más bien como que mis sótanos se van inundando de opiniones sobre esto y aquello, y de fantasías sobre esto y aquello. Y la mierda poco a poco se me va acumulando y nadie hace nada para que se vaya por el tubo, se mezcle en el riachuelo con las mierdas de los demás y siga contaminando allá, río abajo, donde todavía hay bastante selva que depredar. ¡Mamá ! ¡Mamá ! El tío se está cagando encima y no se da cuenta. Sobrino, pst, sobrino. Tu te veías feliz cuando no te habíamos civilizado, y lo hacías.

El problema es que todo esto, tarde o temprano, se empieza a querer ir convirtiendose en un cuento o un ensayo, en un proyecto de novela, un guión, una reflexión o cualquier porquería por el estilo. Se que no soy lo suficientemente cuadrado como para decir que jamás volveré a escribir dentro de los cannones literarios. Lo haré claro que lo haré. Ya no soy un escritor. Esa voluntad de escritor que algún día manifesté desaparece. Me he trocado el alma. No se en qué, por supuesto. Apenas empiezo a ver el mundo y no pienso definirme, estratificarme, obtener una identidad tan rápidamente. Espero no hacerlo nunca, ha ratos. A ser justos no debería importar un carajo si los cannones o no los cannones. ¿Qué cannones? ¿Qué es un cannones ? Alguien quiere decirme que mierda es un cannones. Tío, tío. ¿Qué ? Tu mierda me salpica.

Deja ya de molestar a tu tío, hijo. Ven aquí y ayúdame a cocinar. ¿Sabes tú como hace tu mami para cocinar tan rico ? Se hurga mientras cocina. Mira. Mete tu mano aquí. Acaríciame con tus dedos. ¿Ves? Es aquí donde mami se hurga.

Porque tengo un pene quieren que sea hombre. Concurrida frase que habrán pensado quien sabe cuantos homosexuales a lo largo del siglo pasado. Porque tengo vagina quieren que sea mujer ; habrá dicho alguna mujer en la historia. Porque también se andar de dos patas quieren que sea humano. Porque tengo manos quieren que trabaje. Porque tengo alma quieren que me venda. Porque van a sacar una foto, quieren que sonría.

Tío. ¿Qué es ésta cosa que me cuelga aquí entre las piernas? Es un pene sobrino. ¿Y para que sirve tío? Para orinar y meterlo de vez en cuando en un agujerito como el que tienes más abajo. Y si no te interesa hacer eso todavía puedes erectarlo, colgarte en él una bandera y salir a caminar por la calle desnudo, mientras te dure la erección. Pero yo no tengo un agujerito más abajo tío. Tengo uno atrás. Si, ese es el culo. Pero si no tienes el agujerito de más abajo eso tiene solución. No sería capaz de abandonarte al infierno de una vida de hombre. Escúchame bien sobrino. Cierra los ojos y abre la boca. El tío saca de su bolsillo una bolsa con unas extrañas raíces y un frasquito con aguas de algún extraño lugar. Arranca un pedazo de las raíces. Las mastica un poco. Luego las coloca con la boca debajo de la lengua de su sobrino y vacía un chorro del agua del frasquito. Ahora cierra la boca, le dice, pero no te tragues lo que te puse en la boca. Solo bebe el agua. El sobrino hace caso. Abre los ojos y nada es como parecía ser. Observa a su alrededor. Todo está vivo. Todo se transforma. Parece un sueño. Ahora comprende muy bien muchas cosas que antes apenas si entendía. Después de un rato su tío le pide su mano. El niño se la alcanza. Todo cambia constantemente y vibra a su alrededor. Coloca tu dedo aquí, le dice el tío. Justo donde debería estar la vagina. Ahora empuja. Ya descubriste tu pene. Descubriste entonces tu rostro masculino. Ahora perderás la virginidad y conocerás tu vagina. Habrá un poco de sangre, no te asustes. Descubrirás tu rostro femenino. El niño aprieta con fuerza su piel hasta que siente que su dedo empieza a entrar, de pronto siente un desgarramiento. Duele. Hay humedad caliente. Sangre. Chorreando por su dedo y su mano. Pero entra más. Empieza a sentir cosas indescriptibles. Llora y llega al orgasmo a la vez, con el pene y con la vagina.

Un proyecto político no tiene por qué ser un programa, predica el anarquismo. Un manual de instrucciones de un microondas podría ser confundido por un hombre o una mujer civilizados con el programa político de un partido para la revolución. Mira mi amor, aquí dice que usando veinticuatro horas al día este aparatito nos morimos antes de los cincuenta. Pero los cincuenta ya pasaron mi osito de peluche, ya andamos por un nuevo siglo. Pues ha de ser una maquina del tiempo mi pichoncito. Very good (buen dios) podremos cambiar la historia a nuestro gusto. Yo quiero que el espíritu de Marylin re encarne en mi Ferrari. Yo quiero que los negros no sean negros y así nadie los tenga que esclavizar. Yo quiero a Marx peleando contra el tío Sam y definiendo de una buena vez el maldito destino del universo. Pero que el Dalay Lama sea el arbitro. Mamá, papá, yo quiero comer. Callate hijo de puta, no me ves que estamos haciendo la revolución gracias a este aparatito. Pero mamá...

El agua no tiene por que ser siempre agua, predica el brujo y la convierte en vino.

Estamos inventando una nueva forma para hacer de esto un lugar feliz. De hoy en adelante su servidumbre será voluntaria.

Firme aquí Gómez, que su patria lo necesita. Firme aquí, Gómez, las generaciones futuras se lo agradecerán. Firme aquí, que lo que usted necesita es un buen trabajo. Firme aquí hombre, que le vigilamos para cuidar de usted. Firme mujer, firme, dese cuenta que no podría vivir sin éstas comodidades. Firme... sobre la línea punteada,




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O incendie este contrato. Olvidesé que trabaja para ésta fabrica. Suba a la montaña. Grite. Grite. Grite.

OLVIDESÉ

GRiTE

No estaban por encima ni por debajo de la naturaleza, sino dentro de ella.

Yo le pude ver una vez. Fue como un flash. Salí de mi casa y ahí en la esquina, como esperando un minibus, estaba. Me miró. Levantó su mano para saludarme. Sentí en ese momento como si todo empezara a andar en cámara lenta. De pronto dobló todos los dedos de la mano menos uno. Con ese dedo hizo un corte transversal en el aire. Vi como la piel de la realidad se desgarraba. Sentí un pequeño corte en la frente. Y observé como Rodrigo se contorsionaba para ingresar en ese pequeño corte que había hecho. De un momento a otro el ya no estaba allí. Entonces me pareció que todo había sucedido tan rápido. Llevé mi mano hasta mi frente y allí, de un pequeño corte transversal goteaba un poco de sangre. Dibujé un sol con mi sangre allí donde estaba parado y me marche, sin saber por que había hecho ese dibujo.

No estaban ni dentro ni fuera de la realidad. No estaban. Iban.

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