Estos textos fueron extraídos del fanzine Enajenadxs n7. (Publicación intermitente sobre Salud Mental y Revuelta) que hallé casualmente en la ciudad de Barcelona. Completa en total 65 enunciados. El texto original incluye un fósforo para la destrucción del mismo luego de su lectura, esto me ha llevado a plantearme seriamente la publicación de estos extractos por el medio electrónico, esta es también una de las razones por las cuales presento estos extractos como las piezas sueltas de un rompecabezas. Espero con esto no traicionar la idea del texto sino alentar el fuego que ha sido sugerido. Quede latente el hechizo y la posibilidad de autocombustión de estas palabras.
El presente manifiesto no busca provocar juicios estéticos, elucubraciones interpretativas o goze alguno por parte del lector.
La contemplación supone el fracaso en el intento de abordar el cambio: subvertir la realidad nada tiene que ver con jugar torpemente a interpretarla.
No se persigue ni más ni menos que una sacudida, una llamarada.
Estas páginas están felizmente condenandas a arder. Queda por escribir que arrastrará consigo el incendio.
(0) Planteamos a las claras la necesidad de despejar el terreno como primer paso en el inicio de un tercer asalto a la sociedad de clases. La labor teórica que asumimos es la de determinar nuestro lugar en dicho asalto, estudiar las potencias, los movimientos y las tácticas necesarias. A su vez, somos conscientes de que cada cual debe llevar a cabo esta tarea de localización por sus propios medios: nadie va a venir a hacerlo por nosotros.
Como psiquiatrizados en lucha, entendemos que el todo social tiene por eje la Norma. La relación de los sujetos con ella comienza desde los primeros anhos de vida, y no solo através de las instituciones de la familia y de la escuela, cada vez la medicación con psicofármacos es más temprana: no es extrano ver a los médicos recetar tranquilizantes como si fueran caramelos a los ninhos más "revoltosos". Sin embargo, entendemos que existe un punto clave ( que frecuentemente se produce en las cercanías de la adolescencia, pero que no tiene porqué ser siempre así) en el que una gran parte de la gente se plantea que hay algo en la Realidad que no acaba de convencerle a uno; a menudo, se llega a esta situación y partir de la mirada de los propios padres...ésta suele mostrar que este mundo no es tan estupendo, que la vida no es necesariamente el don tan hermoso que tantas veces nos han repetido. Cuando la dudava tomando forma a base de golpes, de sufrimientos varios, de silusiones, palo y desesperanza, se suelen abrir dos caminos: por un lado la autodestrucción con todas sus variantes (drogas, suicidio, ostracismo voluntario, etc), y por otro la inmersión -por un camino u otro- en las redes del Sistema de salud Mental. Así, te sueles ver, sin acabar de saber cómo, en una consulta de la sanidad pública, en el gabinete de algún terapeuta de los mil pelajes diferentes que ofrece el mercado o directamente atado a una camilla en la sección de psiquiatría de algún hospital. Llegados aquí, suelen pasar dos cosas: bien uno es reducido médicamente y vuelve a incorporarse al funcionamiento social como si casi nada hubiera sucedido (lo cual suele ser más difícil cuanto más intenso ha sido el choque con la norma), bien uno se introduce en esa espiral crónica (como se suelen encargar los médicos: "Dadas sus características no deberíamos obsesionarnos con hablar de curarse, sino más bien de püoder alcanzar un nivel de vida lo más grato posible") de caídas-recaídas, medicación y encierro involuntario. cuando un sujeto que ha llegado hasta este punto se plantea la necesidad de hacer la guerra a la sociedad y su tirano concepto de normalidad, cuando un psiquiatrizado se declara a sí mismo - sin el beneplácito de ningún pastore revolucionario- psiquiatrizado en lucha, enfrentándose a los fármacos, a las órdenes judiciales o a la sucia autoridad científica, se afirma como sujeto revolucionario en este desierto de homogeneidad y desencanto.
La situación en la que se encuentra el psiquiatrizado en lucha, es la de ser contradicción andante del Tinglado. Es el que dice: los amos se equivocan, sus pronósticos y teorías no valen un carajo: estoy aquí, no estoy muerto ni drogado, he vivido y vivo los infiernos de la Máquina y quiero ajustar cuentas. Aquí el sistema ha perdido su aire de inocencia, y ya es imposible que pueda nunca recuperarlo. Ya no tiene nada con que seducirle a uno. La democracia se muestra como la vieja y desdentada ramera cubierta de maquillaje que es. Robada la salud, uno ya no quiere mercancías-chucherías, sino y simple y llanamente venganza. He aquí la posibilidad de traer de nuevo el conflicto despojado de cualquier ansia reformista de los discursos ciudadanistas y socialdemócratas triunfantes en nuestros días. Se inaugura un campo de batalla viejo como la historia del mundo. La Norma contra el Loco al que no le da la puta gana de morirse. Esta sociedad tan perfecta, tan inquebrantable y seductora, tiene pues un enemigo que le ha visto desde dentro y desde fuera, que no reproduce los comportamientos asignados, un fantasma que aguarda a la vera de los caminos con los dientes apretados.
Sabemos cómo funcionan los engranajes de nuestra ruina, ahora es necesario hacer de cada uno de nosotros un estratega. Desde luego nos encontramos en una posición privilegiada: no nos comprarán subiendonos los salarios, no nos callarán prestándonos espacios ni infraestructuras, no pueden negociar con nosotros por la sencilla razón de que ni siquiera nos pueden ver. El odio está demasiado adentro y no será fácil de extirpar.
No queremos hacer promesas de un mundo mejor. Queremos Otra Cosa, y eso supone incendiar el presente. Hasta entonces, no le encontramos sentido a especular más allá. No tenemos nada que vender, no pretendemos convencer a nadie.
No hemos llegado solos al dolor, nos caímos por que nos empujaron. Un mundo nos arrastró hasta el agujero, y un mundo pagará por ello.
(...)
(8) Toda significación de la subversión viene a reducirse a la confrontación con lo normal. de ella surgen dolores y placeres, y casi nunca lo hacen en partes iguales. Saber donde se está, trazar una geografía de la trama donde uno está inmerso, es condición necesaria para no caer una y otra vez: Desplegar mapas que nos permitan reconocer a nuestros enemigos hace que podamos seguir vivos, que no pasemos a fomar parte definitivamente del mundo de los objetos.
(9) La apelación por aporte de los amos del mundo y sus voceros a las reglas del juego, no tiene para nosotros mayor consistencia. A estas alturas de la pesadila, ya nos hemos dado cuenta de que jamás tuvimos la opción de entrar o salir del "juego". Él abarca la totalidad de lo existente. De hecho, trabaja por dar forma a todo lo que potencialmente podría existir. Tales son las desmedidas capacidades del poder en nuestro tiempo. En la era de Orwell, podemos afirmar que nuestros suenhos están siendo vigilados. Los escondemos, los afilamos. Por eso no podemos acercarnos a la Norma, por eso no podemos renunciar a ellos. No podemos traicionarnos...o la dominación absoluta se habría consumado.
(15) El dolor se materealizó hace tiempo. Todos tenemos ojos para verlo, los torturadores no pueden excluirse de esta observación. Cada cual debe replantearse su lugar en la Máquina.
No tengan miedo de perder su estatus senores psicólogos y psiquiatras. si siguen aniquilándonos, negándonos como las personas que somos, se arriesgan a perder algo más que una posición segura en esta realidad.
(17) Nuestros valores, en ningún caso son ni serán los del mercado. No hay marcha atrás. rechazamos de una vez y para siempre un mundo perfectamente organizado para el desencanto.
(28) Qué más ajeno a lo sistémico que el enfermo mental que busca su autovaloración en el enfrentamiento sin cuartel con el propio sistema?.
Somos ese enemigo no calculado, esa máquina de guerra que el poder nunca contempló como amenaza y que arrojó al basurero. Por eso precisamenteno estamos en la dialéctica desoladora en la cual las dos partes del conflicto de dan vida mutuamente (Pasando la crítica a ser parte de lo criticado), cerrando para siempre el círculo de la perdición. Somos y traemos la sospecha del caos.
(31) Sin pastillas, sin electrodos, sin correas, sin cerrojos....cómo asumirá la sociedad esa diferencia con la que le tocará vivir?. La sola presencia de un mundo, de una complejidad no estructurada como la suya, provocará pertubación y terror.
(14) (...) A alguien le suena mal? Le invitamos a pasear por un psiquiátrico
(65) Traeremos la tormenta en nombre de nuestro amor. Que nadie lo intente diagnosticar, jamás le saldrían las cuentas.
Nos perdimos en la locura. Fuimos engullidos por ese bosque al que salimos a pasear. Hace unos días, hace unos meses, encontramos un caminito sepultado bajo las hojas del Otono. Caminamos, y seguimos haciéndolo. Nos acercamos lentamente al linde. Podemos asegurar que no vamos a caer. Prepárense, ya llegamos.
Larga vida a los ninhos luchando!
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