jueves, 27 de noviembre de 2008
El Espejo de Adela
Adela tiene un espejo de mano. Un espejo que le dejó su abuela como regalo.
Es un espejo muy fino y delicado, de mango dorado y marco barroco.
Lo que Adela y su abuela no saben es que ese espejo se le perdió al Diablo.
Se le cayó del bolsillo en alguna de sus parrandas con las mujeres de la tierra.
Lo usaba para acicalarse el bigote las noches de fiesta, para inhalar de vez en cuando algunas rayas de merca, y sobretodo para controlar, observando fijamente hasta perder el reflejo, que en su ausencia se cumpla debidamente el suplicio de los condenados.
Desde que se le perdió el espejo el Diablo ya no sale de fiesta, no vaya a ser que en su ausencia el infierno no arda como es adecuado.
(De "Los cuentos para dormir a un nino lobo" )
Berlin Nov 2008
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