REALIDAD
(o del infierno de la dimensión planificada)
“Adoran a uno de mil nombres y
mil manifestaciones. En el plano más inmediato de relación social, su nombre es
familia; organizado y empoderizado, su nombre es estado; en un plano más general,
su nombre es sociedad; en un plano metafísico, su nombre es orden; en un plano
más soberbio, absorbente, totalitario, su nombre es
realidad.”
Turbia Clarita y Severo Moreno
Es costumbre del humano
civilizado esforzarse por participar de una sola realidad. Con Heraclito,
Mircea Eliade anota que occidente es el fruto de “esos hombres despiertos, con
un solo mundo, común para todos.” Una cultura de “hombres extrovertidos, que
miran hacia fuera, que se encuentran con las mismas cosas, la misma luz, la
misma ley.” (2004: 108 y 106)
Esa
realidad construida necesariamente en base a la exclusión (a la definición de lo
que no es real), existiría solo gracias al constante esfuerzo humano: nuestra
antigua terquedad por repetir nuestras acciones y percepciones, para
encontrarnos cada día, todos, con el mismo mundo. Una mentalidad dominante, o
paradigma, sería la encargada (en cada época, colectividad y persona) de
regular que cosas deben ser incluidas en ésta realidad y que cosas no.
Mientras que ésta cualidad del
cosmos permite la construcción de múltiples realidades (paraísos), las culturas de los hombres despiertos se extenuarían
por construir un solo y laborioso proyecto. El resultado de esa esforzada
empresa: un universo en el que todo está racionalizado o es susceptible de
racionalizar. Donde todo posee una explicación material, y todo tiene una
institución que se encargue de ello.
En ésta condición de cultura de
hombres despiertos parece radicar la aversión que occidente tiene hacia los
múltiples mundos del sueño, la locura y el trance. Ésta dimensión planificada,
en la que el humano civilizado pretende encerrarse, limita el cuerpo, la mente,
los sentimientos y el espíritu de quienes la sostienen con su ‘servidumbre
voluntaria’.
El miedo al caos, el miedo a lo desconocido, el miedo a lo inseguro y, en ultima instancia, el miedo a la muerte, justifican o pretenden justificar esa ‘servidumbre’. Una falsa comodidad caracteriza a este falso paraíso. La satisfacción de todas las necesidades básicas (y todas las que te ...puedes imaginar) que ofrece ésta civilización se fundamenta en la existencia de una… insatisfacción creciente. Si pudieran venderte algo que te satisfaga finalmente, no lo harían. El humano satisfecho no consume compulsivamente. La insatisfacción es el verdadero motor del mercado. (Ilich: 2006) Su realidad (de primer mundo) y los beneficios de la planificación terminan siendo ilusorios.
Y tú, confuso árbol que caminas,
no tienes porqué dar flor y fruto en este infierno.
(…)
Dicen que todos corremos el
riesgo de llegar a creer que todo lo que pensamos es la mismísima realidad.
Alertan que esto es un sueño. Todo esto es un sueño del que no podemos
despertar; porque no somos quienes lo soñamos. Sostienen que hay ....alguien
más quien nos sueña. Especulan que en
algún lugar de este mundo, ese alguien duerme
infinitamente. “¿Qué crees que ocurriría si. despertara?”
se preguntan. Y, del demiurgo que sueña, ¿cuáles serán sus pesadillas?, ¿cuáles
sus sueños gloriosos?, ¿cómo serán sus sueños premonitorios? Probablemente
recuerda un pasado en sus sueños, inventa un futuro y ejecuta un presente. ¿Cuál
es el tamaño de su soledad?, ¿cuál el vértigo que lo aleja de la otra realidad?
Y, cuando despierte, ¿habrá alguien esperándole? ¿A quien le contará ésta
fantástica historia?
(…)
He presenciado el nacimiento de
mil soles. Cada uno luminoso en toda su inmensidad, ardiente, abrasador. He
buceado en los más profundos océanos. Meditado en las más altas montañas.
Atravesado las más extensas llanuras corriendo. Desnudo me he bañado entre mil
cuerpos. Manoseado me he dejado violar por cien amantes. He amado. He comido.
He bebido. He matado. Me he dejado amar. Derrotado me he dejado humillar por
seis contrincantes. Espero paciente, sentado, a que llegue el séptimo. Golpeará
a mi puerta. Entrará cuando no le abra. Sentirá mi olor. Me cortará la cabeza y
el Apocalipsis se desatará. O tal vez yo le corte la cabeza a él.
En tal caso todo se habrá ido a la mierda.
Extraído del :
ARCANA ARTIS
Aeternum Pachacutik Fragmentarium
volumen
Primero
Ediciones Akashik
Marzo 2010
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